La iniciativa busca visibilizar y divulgar creatividad e innovación académica, con un enfoque en soluciones para necesidades comunitarias con la participación de emprendedores provenientes de diversos territorios, quienes compartieron ideas transformadoras y conferencias para destacar el trabajo de emprendimientos sociales de estudiantes desde los distintos cursos y su impacto en los procesos de cambio social.
“Es un espacio importante porque muestra cómo llevamos, con nuestros estudiantes y profesores, el conocimiento de la universidad a los entornos más desfavorecidos. Promovemos la metodología de aprendizaje-servicio, que ayuda al profesor a ser un agente de cambio desde el aula, y permite al estudiante desarrollar sus competencias disciplinares y habilidades para la vida. Entonces tiene una riqueza formativa enorme y muestra todo lo que podemos aportar como universidad a los sectores vulnerables”, recalcó María Amarís, directora de Univoluntarios.
Para Eliana Sanandres Campis, docente del Departamento de Historia y Ciencias Sociales, la feria representa un espacio de trascendencia social y de innovación, y desde su curso de “problemas de la Sociedad Contemporánea”, donde trabaja con 14 grupos de estudiantes, ha concebido un programa de sensibilización sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“Estos jóvenes han llevado su iniciativa a diversas instituciones como colegios, fundaciones, organizaciones no gubernamentales (ONG) y hogares, donde han protagonizado cuatro encuentros comunitarios, resaltando el valor de esta experiencia, no solo para el empoderamiento estudiantil, sino también para la aplicación práctica de los conocimientos adquiridos en beneficio de la sociedad”, agregó.
Daniela Vergel, estudiante de cuarto semestre de Ingeniería Industrial, compartió su experiencia con el emprendimiento KISEKI, especializado en bisutería como pulseras, collares y manillas. Este proyecto surgió de la materia de ‘Estrategia de Operaciones’, donde los estudiantes desarrollan sus propios negocios. En su estand de responsabilidad social comercializó tapitas y pulseras para recaudar fondos destinados a una escuela de bajos recursos.
“Nuestro objetivo principal con KISEKI es satisfacer al cliente ofreciendo productos de buena calidad, mientras que en el aspecto de responsabilidad social, buscamos un mejor futuro para los niños, proporcionándoles materiales útiles”, explicó.
El proyecto de responsabilidad social apoya a la fundación Dar y Darse, ubicada en el barrio La Playa. “Visitamos la fundación y llevamos útiles; los niños mismos hicieron las tapitas y pulseritas que vendemos”, agregó Daniela.
De igual forma, la estudiante Ivana Sarti destacó la labor de su equipo en la Feria Inn con la Fundación Casa Hogar Andrea, la cual brinda apoyo a niños con problemas oncológicos de la región Caribe, proporcionándoles alojamiento, alimentación y transporte gratuito. Ivana explicó que visitaron la fundación ocho veces este semestre para trabajar con los niños y sus madres, enfocándose en problemáticas como la autoestima, el manejo del estrés y la ansiedad.
“Implementamos actividades como dibujar sus fortalezas, búsqueda del tesoro y carta a sí mismos para ayudar a los niños a reconocer sus cualidades y a las madres a encontrar momentos de paz”, detalló.
A pesar de los desafíos logísticos, como la disponibilidad fluctuante de los niños debido a sus tratamientos, el proyecto ha mostrado resultados positivos. “Pudimos ver un cambio en la percepción de los niños sobre sí mismos, y las madres encontraron alivio y apoyo emocional en nuestras actividades”, comentó Ivana. La experiencia no solo fortaleció la conexión emocional entre los estudiantes y los beneficiarios, sino que también resaltó la importancia de proporcionar un respiro a aquellos que enfrentan situaciones difíciles, mostrando el impacto significativo del compromiso social en la comunidad.
Ángela Berrio, estudiante de Licenciatura en Pedagogía Infantil, afirmó que espacios como la Feria Inn no solo brindan experiencias sociales, sino también la oportunidad de entender la realidad de diversas poblaciones y cómo la formación académica capacita a los estudiantes para enfrentar estos desafíos. Destacó la importancia de desarrollar habilidades durante el proceso educativo y de crear proyectos interdisciplinarios.
“Nos permiten conocer proyectos, identificarlos, llegar a más poblaciones y entender sus objetivos para así contribuir a mejorar las necesidades de las comunidades vulnerables. Eso es invaluable”, concluyó.